Las y los asistentes al II Seminario Internacional Procesos Urbanos Informales: Mejoramiento Barrial como Respuesta a una Ciudad para Todos, realizado entre el 5 y 7 de septiembre de 2012, y convocados por
El mejoramiento barrial y urbano, abordado desde distintos ámbitos y campos de la vida en la ciudad, han de buscar soluciones y alternativas para construir una mejor ciudad para todos a partir del intercambio de experiencias y saberes que aporten a la visibilización, reflexión y acción como instrumento de intervención pública.
Como resultado de este Seminario, se propuso elaborar el presente documento a modo de síntesis de las proposiciones y apuestas actuales más importantes frente al tema y desde la perspectiva del derecho a una ciudad para todos. Con estas reflexiones, damos forma a una declaración como medio para mantener presente el carácter diverso de nuestros territorios, cuyo potencial, a pesar de su diversidad, no es aprovechado de la manera más adecuada.
Consideramos que:
La ciudad es el principal territorio habitado, construido a la par de profundas contradicciones, intereses y necesidades que terminan reflejándose en la configuración de múltiples territorios y sentidos de apropiación. Comprender la ciudad contemporánea exige hoy abrir la mirada más allá de los modelos de análisis tradicionales para entender quiénes gobiernan y quiénes habitan. Es preciso caminar las calles y compartir con las gentes, poner en común experiencias, construir colectivamente saberes, y reconocer que no sólo las instituciones, sino todos, ciudadanas, ciudadanos, organizaciones y grupos más o menos mayoritarios, construimos la ciudad.
La llamada ciudad informal, construida por quienes llevan años trabajando para alcanzar garantías y derechos supuestamente inherentes a su condición de ciudadanos, ha sido postergada durante muchos años en las políticas urbanas y lo sigue siendo, si bien, hoy, desde distintas perspectivas de desarrollo, se hacen propuestas para densificarla, integrarla, renovarla, recomponerla, revitalizarla, etc. En particular, los gobiernos han impulsado en los últimos años Programas de mejoramiento barrial y urbano como estrategia para mitigar las condiciones de pobreza en los barrios de origen informal e integrarlos a la ciudad formal. Se han explorado diferentes enfoques cuyo punto de partida se ha orientado a la provisión de infraestructura y servicios para ofrecer condiciones de salubridad mínimas y a regularizar la tenencia del suelo, junto a la atención de carencias sociales urgentes, sin que ello sea una constante.
En los últimos 20 años, en América Latina, el mejoramiento barrial y urbano ha adquirido distintas denominaciones, sin embargo, la condición hoy emergente es la integralidad. El mejoramiento es una estrategia que va más allá de la intervención física y que requiere consideraciones y acciones sociales, políticas, culturales, generacionales, económicas y ambientales. Por ello requiere también la participación de distintos agentes y actores que aporten diversos conocimientos y aproximaciones. Y que involucren nuevas concepciones como la sostenibilidad, la gestión del riesgo, el enfoque de derechos, los nuevos urbanismos, el cambio climático, la inclusión social, política y económica, entre otros
Tomando en cuenta estas consideraciones, las aportaciones y los debates que han formado parte del trabajo adelantado en el II Seminario Internacional Procesos Urbanos Informales: Mejoramiento Barrial como Respuesta a una Ciudad para Todos, declaramos que:
1. Comprendiendo las condiciones históricas y los retos actuales que enfrentan las ciudades, una estrategia que se ocupe de la ciudad de origen informal debe ir más allá de lo que hasta ahora ha sido la intervención oficial para integrar y formalizar los barrios deficitarios. Las actuales políticas públicas de mejoramiento urbano han supuesto un avance sobre sus antecesoras, basadas en la negación o la ocultación de la informalidad. Sin embargo, y pese a todos los esfuerzos gubernamentales por atajar los déficits cualitativos y cuantitativos acumulados en materia de vivienda y hábitat, la urbanización informal sigue creciendo e incluso barrios producidos en el sector formal van adquiriendo rasgos típicamente asociados a la informalidad urbana. Enfrentar de manera efectiva los problemas de las ciudades latinoamericanas contemporáneas requiere nuevo conocimiento que fundamente nuevas formas de acción.
2. Reconociendo el valor del conocimiento generado en las décadas de 1960-1980 en torno a la urbanización informal, es preciso reconocer que el fenómeno ha evolucionado y que exige un nuevo esfuerzo de investigación. También es necesario identificar y valorar los diferentes significados, contenidos efectivos y alcances de las experiencias acumuladas en las últimas décadas y que vienen siendo calificadas como mejoramiento urbano. Comprender las causas de las profundas desigualdades urbanas y entender su relación con los fenómenos vinculados a la informalidad requiere aproximaciones interdisciplinares, interacción con las comunidades que articule el conocimiento científico y el conocimiento popular. La efectividad de los resultados debe ir de la mano con el compromiso de las autoridades gubernamentales para el logro de los resultados.
3. Los problemas presentes y acumulados deben enfrentarse con nuevas metodologías de análisis y proyecto que integren miradas diferentes de las que históricamente se han alimentado las políticas de desarrollo. El mejoramiento urbano debe ser reconceptualizado y continuar en la agenda pública sirviendo a la construcción de un modelo de ciudad más justa social y espacialmente. Hasta ahora, las medidas adoptadas han generado beneficios que a menudo han resultado inasequibles para los habitantes, de modo que, en lugar de constituir una solución, han provocado la expulsión de habitantes y han multiplicado sus problemas. Mejorar el territorio, el hábitat y la vivienda no puede significar su adecuación para nuevos habitantes, sino apoyar a los habitantes de más bajos ingresos para construir incluyendo a sus habitantes actuales, en condiciones de igualdad, espacios para su vida y para el ejercicio pleno de sus derechos.
4. Las acciones que se emprendan en el marco de esta nueva concepción del mejoramiento barrial como realización de los derechos de todos los ciudadanos no pueden ser sólo sintomatológicas. Son especialmente preocupantes las recientes orientaciones de la acción pública hacia la rentabilización económica o fiscal de los pobres y a la conversión del urbanismo en una máquina de generación de rentas del suelo. Los procesos de mejoramiento no pueden ser pensados como asistencialistas ni como coyunturales; no deben guiarse por intereses inmobiliarios; no deben constituir acciones finalistas, sino procesuales. La prioridad política no debe ser la intervención aislada sobre barrios sino la estructuración de una perspectiva de acción global de reequilibrio y desarrollo social y urbano. En ello, debe ser fundamental el papel del planeamiento territorial, multiescalar e integrador de políticas. Deben construirse modelos de acción multidimensional e interadministrativa en escenarios de cooperación público-comunitaria. Difícilmente podemos pensar en abordar estos retos si no contamos con la confluencia y los esfuerzos de las diferentes esferas de la sociedad, también del mundo académico, y con las competencias de los distintos agentes y actores presentes en el territorio. Enfrentar los problemas asociados a la informalidad y por tanto los de la pobreza y la exclusión, exige reconocer el valor de las capacidades de la población y de los recursos y esfuerzos populares invertidos en la mejora de su propio hábitat. La participación activa y organizada de la comunidad es un requisito indispensable, sin embargo, es imprescindible superar su instrumentalización y manipulación. La comunidad es un sujeto político y le corresponde decidir sobre su vida y territorio. Las funciones y acciones institucionales en sus distintas áreas de trabajo deben articularse e integrarse, contar con recursos suficientes y con garantías de permanencia en el tiempo como mecanismo que permita la consolidación de los procesos de mejoramiento barrial y urbano en las ciudades de América Latina.
5. Las Universidades tienen un papel insustituible en la formación de investigadores y profesionales responsables y competentes en mejoramiento barrial y urbano, en la construcción de conocimiento específico e integral, en la extensión y democratización de la información y los debates sobre la materia. A concentrar dentro de sus recursos la visión de todas las disciplinas que intervienen en la generación de conocimiento en el hábitat y representa el compromiso de interactuar en la búsqueda de nuevas posibilidades para los más necesitados. Debemos reconocer el acumulado de luchas y procesos populares de mejoramiento barrial como una referencia y un punto de partida para la estructuración de nuevos procesos y estrategias que conduzcan al desarrollo de una ciudad más justa, equitativa e inclusiva.
En Bogotá, D.C., Colombia
Ciudad Universitaria
Universidad Nacional de Colombia
7 de septiembre de 2012